de ese viento positivo,
que se siembra por completo
en un campo lleno de espinas.
No quiero quebrar los ojos
de ese humilde suspiro,
que en lluvia placentera
se deshace cuando camina.
No quiero segar las risas
de la palabra más sincera,
que se esculpe en el sueño
de la tarde más tranquila.
No quiero cobrar derechos
a la razón más sensible,
que se expande confiada
ante una vida en ruinas.
Sólo quiero construir
un humilde camino positivo,
que sensible a la verdad
haga del mundo mi salida.
Tembleque, septiembre de 2011