Hola otra vez. Publico un nuevo artículo en la memoria emocional y que, como en otras ocasiones, no escribo yo, sino que me llega al correo electrónico ya editado. Se trata de unas reflexiones escritas por Daniel Ruiz Iranzo, percusionista lleno de energía y vitalidad con unas tremendas ganas por aprender.
Estuvo en casa hace un par de días porque le apetecía conocer mi forma de entender la educación musical a través de la percusión.
Esto que hoy podemos leer son sus primeras conclusiones.
Gracias Dani por tus palabras, me haces sentirme orgulloso de ser docente, me haces creer que aun tengo muchas cosas que contar al mundo.
Mil abrazos muy fuertes.
«Después de trabajar una obra durante prácticamente un año, parece que ya está todo el trabajo terminado; tras muchas horas de estudio ya la conoces casi a la perfección, por lo tanto decides trabajarla con un nuevo profesor.
¡Qué nervios!, ¿le gustará cómo toco?, ¿estará bien todo mi trabajo? ¡Me voy a estudiar!
Comienza la clase.
-Bien este pasaje es un diálogo entre dos melodías diferentes-, comenta el profesor… ¡Claro!, ¿por qué no me he dado cuenta? Así suena mucho mejor, me gusta.
-Bueno en este otro pasaje ¿dónde crees que está la melodía…?
¿Melodía?, ¡pero si son todo semicorcheas!
-Mira, haz este ejercicio, prueba a destacar la mano derecha, cántalas en voz alta y ¡escúchate!
Bien, vamos a ver… ¡Vaya!, con las veces que lo había tocado y nunca lo había sentido así… Lo controlo muchísimo más… ¿Cómo es posible?, venga una vez más. ¿Y es esta la obra que me sabía casi perfecta? No estoy tan seguro.
Bien, ahora llega el maldito pasaje donde siempre fallo, con las veces que lo he repetido y siempre con el mismo error… ¡No he hecho otra cosa que practicar el fallo! ¡Qué torpe! Viene el momento y… ¡correcto! el mismo error de siempre…
-Trabaja el pasaje con golpe muerto, muy lento y ¡escúchate!- comenta el profesor.
-Bien, ahora tócalo normal- dice después… ¡Mis manos están en el sitio exacto y sin darme cuenta! ¡Qué maravilla! y en tan solo diez minutos, con las horas de estudio que he hecho y es muy fácil. ¿Podré ahorrar tiempo de estudio con esta técnica? ¡Seguro que sí!
-El estudio no consiste en horas y horas sin ningún tipo de concentración, sino en un estudio inteligente con la máxima concentración…- ¡Me gusta más esta idea!
-En este pasaje muy bien, son acordes, pero ¿y la melodía?- continua el profesor… -Desde pequeños siempre nos enseñan que la melodía es lo más importante, y ¿porqué este concepto básico no lo relacionamos con todas las obras y pasajes que tocamos…?- ¡Claro qué diferencia! !Ahora sí que suena bien!
Ya han pasado tres horas, y sin darme cuenta, concluye la clase y tengo la sensación de que he aprendido más en esta clase que con horas y horas de estudio ‘’convencional’’. ¡Mañana me voy a estudiar! pero ¡alto!, no el estudio de siempre, voy a probar con el estudio inteligente, sabiendo lo que queremos obtener con él y con más concentración.
¡Uf! a la obra aún le queda más de lo que esperaba… ¡a por ella!