Glosa Educativa Nº 1: El Alumno-Tutor

Logo de Antonio Domingo      “El proceso de enseñar está tan cerca del de aprender que no se deben desligar nunca uno del otro. Enseñas mientras aprendes y aprendes mientras enseñas”.

     Hoy le toca el turno a la figura del alumno-tutor. Para mí, es algo primordial que los alumnos, durante el tiempo que permanecen en nuestras aulas, desarrollen todas sus capacidades al máximo. Una de las formas más integrales de hacerlo es convertirles, por unos instantes, por unos minutos, en profesores o ayudantes de otros alumnos que tengan algún tipo de necesidad educativa. En mi caso, dentro del área musical, existen muchas formas de desarrollar la función del alumno-tutor.

     Una de las situaciones que utilizo para poner en marcha esta estrategia educativa es la que a continuación os comento: “El suspenso de uno de mis alumnos nunca es algo positivo en sí mismo, pero siempre existe la posibilidad de darle la vuelta, de que algo que es negativo sea convertido en positivo. Yo veo siempre, siempre, siempre, la botella medio llena. En este caso, cuando un alumno suspende un examen de lenguaje musical, bien sea de entonación, de ritmo o de teoría, sólo puede presentarse al examen de recuperación si anteriormente ha estado trabajado durante los días previos con un alumno-tutor. Podríamos hablar de una recuperación dirigida”.

 
     De esta forma consigo conectar una infinidad de puntos sinérgicos educativos, sociales y psicológicos, las tres vías por las que abogo en mi proceso del enseñar.

A saber:

  • Desde el punto de vista puramente educativo, la adquisición y el afianzamiento de conocimientos de un alumno suspenso que es ayudado por otro mayor, o con conocimientos plenamente adquiridos, es mucho mayor comparándolo con los resultados que obtendría si estudiase la recuperación sólo en casa, si es que realmente llega a dedicar el tiempo necesario a estudiar dicha recuperación. El alumno suspendido abre un nuevo periodo de estudio con un seguimiento personalizado. Ésa es la mejora para quien recibe la tutoría, que tendrá muchas más opciones de aprobar, y lo que es más importante, de llegar a entender y asimilar los conocimientos que se le solicitan en dicho examen. Pero también crece educativamente quien se convierte en el alumno-tutor, pues sus conocimientos no sólo han de servirle a él, sino que tendrá que ser capaz de exteriorizarlos argumentándolos, poniéndolos en un plano al servicio de su compañero suspendido, y además deberá conseguir que éste los entienda. El crecimiento educativo de ambos está garantizado.

  • Desde el plano de lo social, he de decir, que tal como está planteado el ejercicio de tutoría, la relación, comunicación y trato entre ambos alumnos es necesaria e imprescindible. Además, el alumno suspenso buscará en un primer momento a alguien de su confianza, pero no siempre será así, pues el compañero con los conocimientos suficientes que le pueda asegurar el aprobado no tiene porqué pertenecer a su entorno más inmediato. La sinergia social entre el tutor y el suspendido se verá reforzada durante todo el proceso. Además, de esta forma evitamos que el alumno suspenso quede excluido del colectivo de alumnos que sí consiguen aprobar. Una forma más de intentar cohesionar al grupo.

  • Y desde el plano de lo psicológico, el proceso de entendimiento entre ambos alumnos hará que quien suspendió vea luz al final del túnel y saldrá reforzado en su autoconfianza por el crecimiento de su capacidad de asimilación de conocimientos, al igual que se verá fortalecida su autoestima, al ser capaz de superar la prueba. De la misma manera el alumno que realiza la tutoría verá reforzados sus conocimientos y sentirá que su espacio vital dentro del grupo ha tomado otro matiz. Respeto, admiración y mejor posicionamiento social serán parte de la cosecha, elementos sociales que afecta a sus procesos psico-educativos.

     Ésta tan sólo es una pequeña muestra de la inmensa cantidad de posibilidades que ofrece la figura del alumno-tutor. La aplicación de las mismas al día a día de cada centro educativo, ha de partir de cada uno de vosotros y de la visión que tengáis de cómo puede funcionar mejor vuestro proyecto. El tiempo y los errores, os mostrarán cuáles son las mejores.

 
     A continuación os incluyo un pequeño listado de las situaciones educativas en las que yo utilizo la figura del alumno-tutor:

  1. Realizando el seguimiento de los alumnos suspendidos.
  2. Organizando y supervisando los juegos de la fiesta de Santa Cecilia.
  3. Organizando la Acampada de Fin de Curso, al completo.
    • Deciden el perfil de asistencia.
    • Organizan los horarios.
    • Crean los juegos y los supervisan.
    • Dirigen la asamblea de alumnos.
  4. Participando en la gestión y realización de los conciertos desde la regiduría, hasta la utilería.

     Por hoy es suficiente, la semana que viene más y espero que con otro tema interesante. Cuidaos.

 
 

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