¿Cómo puede un compositor ofrecer garantía de ningún tipo? ¡Es imposible! O no…
Es obvio que no puedo garantizar bajo ningún concepto que si compras una partitura del catálogo, vaya a gustar a todo el mundo. No puedo. Ni puedo garantizarte que no se te vaya a estroperar si la imprimes.
Tampoco puedo prometer que asistir a mis talleres te llene de satisfacción y te otorgue conocimientos tales que te conviertas en el músico que el mundo estaba esperando. No te prometo que una de mis conferencias no produzca urticaria a alguno de los asistentes.
Qué curioso. Y, curiosamente, tengo un apartado de garantía.
Pues sí. Porque lo que sí te puedo garantizar es que todo lo que hago lo hago de corazón, dedico toda mi energía al proyecto en el que me embarque y procuro satisfacer toda duda, toda necesidad que se plantee.
Pero aunque yo te diga todo esto, de nada sirve. Realmente no te garantiza nada. Pero bueno, para eso, afortunadamente cuento con la mejor garantía: La Memoria Emocional. Guardo como oro en paño los testimonios que me han enviado, los mensajes de apoyo, de felicitación, los recuerdos… todo. Y esa es mi garantía de que estoy haciendo las cosas bien. Y la vuestra. Gracias por ello.