Vivir hasta reventar las venas,
hasta la hiperventilación de los ojos,
hasta el desaparecer de la conciencia.
Vivir porque me toca,
porque me toca actuar,
porque en gerundio vivo más allá de mi verdad.
Vivir hasta madurar a fuego mi alma,
hasta sentir que no siento ni presiento,
hasta pensar que no existo de verdad.
Vivir para convertirme en uno sólo,
para entender sin juzgar,
para entregarme,
para amar.
por todo,
y por «na».
A mis alumn@s del Percufest 2009.